No sé cómo se hace esto.
Ni siquiera sé qué es esto.
Es nuevo.
Nadie sabe como yo tengo que hacer esto.
Es nuevo.
Tengo algunas claves de cómo no hacer, y cada vez que estoy a punto de hacerlas, pisar el mismo palito y repetirme, me detengo.
Me miro y me observo: me detengo.
Espero.
Espero porque aún no aparece nada.
Ni alivio.
Ni otro comienzo.
Mientras no aparece y me detengo antes de volver a repetirme, duele.
Duele tanto que casi vuelvo a pisar el palito.
Pero no.
No.
Y me recuerdo a mi misma porque no.
Porque lo hice millones de veces, y sé qué genera.
No genera lo que necesito.
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