lunes, 29 de junio de 2009

SOSIEGO II

¿Qué es lo que se siente en esa milésima de segundo y que anulo? ¿Para después volver a encontrar su nombre y darme cuenta de que la sorpresa la anulé? ¿Y sorprenderme de que anulé?

Yo no te voy a buscar.
No tengo nada para buscar.

La ilusión de que quizá porque no te hablo, me hables.
Descubrir que no.
Silencio.

Cada vez que me distraigo me vuelvo a acordar de que estás ahí. Ya van tres veces, cuatro, cinco, seis, siete…

Ahí no hay nada para buscar porque es un mal tipo…

ocho…

No es un mal tipo.
No es lo que yo necesito.















Me había olvidado.

jueves, 25 de junio de 2009

SOSIEGO

Tranquilidad, reposo, serenidad.

Así la define El Pequeño Larousse Ilustrado, que no es tan pequeño, porque está llenísimo de palabras.

En estos dos días la palabra sosiego da vueltas y vueltas en mi cuerpo, como si algo en mí me estuviese anunciando algo que conozco, pero que todavía no aprehendí. Algo que necesito aprehender.

Serenidad…

Una panza serena. Una cabeza calma. Unos brazos abiertos. Unas piernas sólidas. La posibilidad de lanzarme al mundo sin estar convencida de que este me va devorar. Dejar de vigilar que todo esté exactamente donde tiene que estar. Dejar de vigilar. Mostrarme. Menos miedo. Estar más blanda. Más suave…
Para que las caídas no se sientan como de la cornisa, sino como tropezones, donde el suelo y las manos amorosas de quienes, como yo, quieren extender sus brazos, estén cerca.

Algo así…