jueves, 27 de enero de 2011

TERRENO CONQUISTADO

A Tili, a Fer, a Clari, a María, a
Fede:
Gracias por su enorme
capacidad de amar. Gracias
por todo lo que me dan.


A Pablo: por posibiltarme
en nuestro encuentro otra mirada
de mi misma y del mundo: Gracias.

TERRENO CONQUISTADO


Me levanto a la mañana y tu ausencia no me desampara.
Tu distancia no es falta de afecto.
Tu distancia es lo que vos necesitás en este momento.
Tu distancia es amor.

Tengo ganas de mimos.
¿Volverás a necesitar mimos?
Yo necesito mimos.
¿Te volveré a ver?
Me pone triste pensar que quizá no te veo más.

Leí que el pensamiento genera realidades.
El pensamiento es la primera instancia de cualquier realidad que se manifiesta.

Pienso: “Quiero verlo”.

No me cierra.
Mi pensamiento no puede controlar a otra persona.
Es decir, yo puedo decir “quiero ser ordenada” y entonces empiezo a configurar que quiero ser ordenada.

Aún mejor, puedo decir, “soy ordenada” y entonces hago contacto con mi parte ordenada y la empiezo a desarrollar para que crezca y la pueda vivir más intensamente.

Pero con otra persona, ¿cómo puedo desde el pensamiento configurar la cercanía?

A ver…
Cuando pienso, “quiero ser ordenada”, ¿me siento más ordenada?
No.
La que piensa es que la mira el vaso medio vacío, la que afirma la carencia, la que no disfruta de lo que sí tiene.

Parece ser que “querer algo” es una cosa peligrosa,
quizá una garantía de no poder vivir eso que deseo.
Hace hincapié en lo que no tengo.

“Quiero ser ordenada” puede transformarse en el capricho de una nena caótica que no se reconoce como ordenada, y que espera pasivamente algún día ser ordenada.
“Soy ordenada” es el pensamiento de una mujer que se reconoce con necesidad de desarrollar su orden.

“Lo quiero ver” puede transformarse en el capricho de una nena a la cual lo que recibe no le alcanza, y espera pasivamente que aquel satisfaga su fantasía.
“Soy amor” es el pensamiento de una mujer que agradece el amor que el otro le da, se nutre y aprende de la complejidad que presenta. Es el pensamiento de la mujer que comprende la distancia del otro no como abandono sino como lo que el otro necesita. Y lo respeta.

“Querer algo” es depositar la vida fuera de uno.
Es no reconocer que uno es eso que necesita, es no darse cuenta de que está en uno la posibilidad de desarrollo.

Mi pensamiento no sólo no puede controlar a otra persona, sino que no puede controlar nada.

Lo que sí puede hacer es ayudarme a hacer contacto con lo que sí tengo.
Puede acercarme a lo que sí tengo y soy.
A todo lo que me puedo transformar aceptando, amando las cosas tal cual son.

Y así puede llenarme de fuerza.

Dos Venusinas atravesadas por Pluton



En Agosto me compré una orquídea.

Y creo que estamos viviendo procesos análogos, paralelos.

Primero se le cayeron las flores.
Segundo se le fueron cayendo las hojas.
Tercero el tallito empezó a ponerse amarillo.

Vino nuestra amiga a hacerle Reiki.
Mandé fotos a la señora que me la vendió en Iguazú:

"Cortale el tallo bien abajo, dale fertilizante y mucho aire".

Así estamos.

Sin hojas. Sin flores.
Tallo cortito.
Parece que hubiesemos muerto.

Estamos resucitando.