miércoles, 25 de julio de 2007



Me animé a sostener los tiempos de la duda
y se reveló Otro misterio.

Me animé a zambullirme en el agua que yace por debajo del capricho
y se desenvolvió el silencio.

Permanecí en la quietud de lo no revelado,
...ahí...
se me ensanchó el cuerpo.

Me amplié en la posibilidad
de no cerrar las puertas antes de tiempo...
para poder entonces resonar en Tu ambigüedad,

con tu cuerpo...
Y contemplarme llena en el Milagro espejo.

tu cuerpo
mi cuerpo

Nosotros cuerpo, religándonos en la sospecha de que existe algo más.

Me animo a no caer en el placer desembocado del devorar,
del nunca es suficiente,
de la gula empedernida
y conquisto mi Mujer,
soplándole a la llama para que se agrande
mi deseo
tu deseo

...el mismo deseo...

me animo,
me animo,
me animo:

a ver al Otro.

A percibir su diferencia.
Su propio hechizo.
Su constelación interna...
Y en ella palpitar,
ponerle un corazón compasivo a ese mismo miedo compartido:
a la tajadura fría y de hielo del dolor...
A esa lágrima que no encontró su cauce
y entonces se disfrazó de pesadilla despierta
para creerse más grande que las flores y los pájaros.
Si hay respuesta
está en el cauce:
...en la duda...
...en el devenir...
En las lágrimas que limpian,
que riegan las flores,
que alimentan los pájaros.

Puedo estar,
puedo no esfumarme ante su presencia
para sostener el Quizá.
Observando tu Color, tu Evanescencia, tu Presencia.

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